Hablame al oído para que las palabras no se desgasten en el camino. Mírame a los ojos y deja que el silencio también me diga lo que sientes. Abrázame fuerte para quedarme con tu olor el resto del día. Tócame suavemente y deja que mi piel reaccione poro a poro. Deja que tus colores se mezclen con los míos y acordémonos del fijador para que no se laven con la lluvia.
Cosas aquellas del amor. Léase en ese laberinto en el que le encanta que las mentes se metan, se pierdan, se estresen, y aún así, sonrían.
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