miércoles, 23 de enero de 2008

Silla Amarilla

No sé que hacer para agradarle a la silla amarilla. He sido buena gente con ella y nunca la he tratado mal, o al menos no me acuerdo. Nos conocimos cuando estaba en el cuarto de Pedro con un montoncito de ropa encima, en el apartamento anterior que compartía con Ángela y Buñuelín y que contaba con una hermosa vista de piso 20. Seguramente la primera impresión que ella tuvo de mí no fue la mejor, pues cuando la iba a utilizar por primera vez me recibió con un pinchazo ocasionado por un objeto que nunca pude encontrar, así que me senté en la cama y al final terminé en el suelo. ¡Tan cómoda que se ve esa silla amarilla! Como para sentarse al lado de la ventana a leer, o como para hacer "carrizo" y tener largas conversaciones, o como para disfrutar de un café caliente mientras se escuchan las notas de un piano.

Ayer volví a encontrarme con la silla amarilla, esta vez en la sala del apartamento donde Pedro vive desde hace un mes. Creo que la silla amarilla se siente inconforme porque no está tan cerca a la ventana y, en consecuencia, no tiene la vista de la ciudad que tenía antes; además comparte la sala con el piano y con el Fénix de espuma, quienes inevitablemente le roban protagonismo. Aunque creo que la parte postiva del asunto está en que no tendrá que ser ropero nunca más, así que la cama tendrá que encargarse de esa responsabilidad.

Después de entrar al apartamento y deslumbrarme con el Fénix noté su presencia y la saludé, tenía un bonito cojín que hizo la mamá de Pedro y que antes era propiedad de la cama. Seguramente su dueño lo puso allí como un gesto amable hacia sus visitantes pues la silla amarilla se ha quedado con las pertenencias de varias personas como la billetera de Ángela, un pincel de Pablo, la pinza de Daisy, el radio de Cristina y mis llaves, las del llavero de uno de los enanos de Blancanieves. Me tomé entonces el atrevimiento, y corrí el riesgo, de poner mi mochila en ella, con mucha confianza, como si siempre nos hubiéramos llevado bien, y caminé campante hacia el final del corredor donde se encontraba Pedro en su cuarto tratando de sintonizar una emisora, cubana según él, en el AM de su radio.

Después de ojear un hermosísimo diccionario de francés y tratar de entender los proverbios que traía, Pedro y yo rebuscamos papel en un cajón bajo la cama para probar nuetras habilidades en origami. Nulas, sólo pudimos hacer la parte básica de un pájaro y un intento de máscara, igual no es mucho lo que se puede doblar con un volante de la programación de cine del Colombo divido en dos y convertido en un cuadrado. Nos cansamos de nuestra ineptitud y decidimos ir a devolver unos libros a la blibioteca. Mi tula aún reposaba en la silla amarilla, la tomé rapidamente y salí con una sonrisa, creo que todo va bien, la próxima vez me sentaré en la silla amarilla.

martes, 22 de enero de 2008

Buen Viaje

"Chao bonito, cuídate", fue lo último que alcanzó decirle Sol a Francisco a gran velocidad antes de que se le acabara el crédito de la moneda de cien pesos que había utilizado para llamarlo. La conversación, como cualquier otra que se sostiene desde un teléfono público, estuvo compuesta por un ir y venir de apresuradas intervenciones; al fin y al cabo él no hizo demasiadas preguntas y ella le transmitió el mensaje sin rodeos: "Salgo en media hora para Manaure".

A pesar de compartir una estrecha amistad que en varias ocasiones se había transformado en un intenso amorío, Francisco sabe que no podrá acostumbrarse nunca a los inesperados viajes de Sol, aquellos que comenzaron hace 3 años cuando ella terminó la universidad y decidió dedicarse a la fotografía; fotografía artística sostenida por fotografía para agencias de turismo.

"¡La Guajira! ¡Brutal!", le había respondido Francisco con entusiasmo a pesar de la sorpresa, "En la noche te dedico unas cuantas notas para la buena suerte".

Francisco es un hombre tranquilo que se dedica a tocar saxofón en el bar de jazz que levantó junto a sus dos hermanos, Ramón y Arturo; el primero administrador y el segundo cuentero.

"Vale, !Gracias! Yo te traeré algo", respondió Sol. En cada viaje se inventaba un regalo para llevarle a Francisco, cualquier cosa que representara el lugar, siempre acompañado de una fotografía.

"¿Cuando volvés?", se atreve a preguntar Francisco aún sospechando que no habrá una respuesta concreta.


"Quien sabe, cuando se acabe el rollo", le contesta Sol con simpatía aún sabiendo que es una respuesta vaga pues estamos en los tiempos de la fotografía digital.

domingo, 13 de enero de 2008

Agua de florero

Anoche me desperté cuando en mi sueño la gente del barco me obligaba a saltar al mar amenazándome con espadas plateadas. Después de disipar un poco el sueño me acordé que no me había tomado la pastilla diaria de sulfato ferroso para la anemia; a tientas, en medio de la oscuridad total de la habitación lograda gracias a una cortina vinotinto, empecé a buscar con mi mano izquierda el pequeño tarro blanco del medicamento que permanecía sobre mi mesa de noche. Identifiqué la caja de alfileres, el portarretrato, un tubino de hilo y el florero, todo aparentemente en su lugar. Calculé que el sulfato ferroso debería estar al lado del florero, algunos indecisos recorridos de mi mano y obtuve el tarro. Retiré la tapa, el algodón que hay después de toda tapa de tarro de pastillas y finalmente la pequeña píldora que debería entrar en mí con saliva a falta de una fuente cercana de agua. Puse de nuevo el algodón en su lugar, tapé el tarro y estiré la mano para colocarlo sobre la mesa de noche en el lugar que quedara. Mi mano tropezó torpemente con el florero y lo envió directamente al suelo. El florero de pasta quedó intacto y las flores ni se inmutaron, artificiales al fin al cabo.
Aires de un nuevo año, aires de costa, aires caliente y fríos, aires mojados, aires contaminados y aires puros...aires de aliento, aires de hélice

Tierra de nadie, tierra húmeda, tierra del fondo y de la superficie, tierra árida y tierra fértil... tierra en el suelo y tierra en la cara

Agua de mar, agua de nube, agua de caño, de piscina, de laguna y de estanque, agua de río, agua de botella y agua de coco.... agua de boca, agua de ojo