sábado, 28 de abril de 2007

Al niño que llevamos dentro


"Decididamente, las personas mayores son muy extrañas".

El Principito,
Antoine de Saint-Exupéry


Realmente no sé si en mi interior sea niño o niña, creo que he sido de los dos.

A veces disfrutaba de las muñecas, de los vestidos y de los juegos de té, pero otras me moría por los carros a control remoto, el fútbol y las caricaturas. Qué más que hacer un homenaje a nuestra propia infancia a propósito del 29 de abril.

No hay cosa más bonita que la infancia: vivir sin preocupaciones, crecer sin prejuicios, ignorar las reglas, decir lo que se piensa, disfrutarlo todo, reír por nada...

Mi infancia la recuerdo con alegría. No puedo evitar sonreír al pensar en las mil una veces en que llegué a la casa con la sudadera de la guardería rota en las rodillas, en el disfraz de calabaza que parecía un tomate, en el algodón de azucar gigante, en las travesuras, en lo mucho que me gustaba esconderme y asustar a mi hermanita, en los juegos que implicaban ponerse la ropa de la mamá o los zapatos del papá, en la bañana "en bola" en los paseos de olla, en las compotas que odiaba, en Carrusel de la Américas, el Chavo, Hechizada, Barny, Los Supercampeones, Los Picapiedra, Los Supersónicos, en las caricaturas japonesas y en todas las series de los canales nacionales como Tentaciones, Dejémonos de Vainas, Todos en la Cama, Conjunto Cerrado, etc. En el súper nintendo y Mario Bross, en el computador y Prince, en los libros de la serie Escalofríos, en los LP de canciones infantiles, el caset de Xiomi y el de Verano Eterno. En los sábados y domingos de deporte.

Como olvidar la ansiedad que me producía la llegada del cumpleaños, de la navidad, del día de los brujitos y de los paseos. La felicidad de recibir un regalo, de cambiar de disfraz, de pedirle al Niño Dios y de jugar con la arena en la playa.

Los culumpios, el mataculín, el "lizadero", el Parque Norte (parque de diversiones), la "ciudad de hierro", las casas embrujadas que me producían (y me producen) pavor, los títeres, el circo, la rueda de Chicago, los juegos de monedas, la golosa, el lazo, el Stop, el ponchado, las canicas, la "cucha cogida"* en todas sus expresiones (mantequilla, congelada, color, televisión, puente), el escondidijo, el "puente quebrado".

Los súper héroes y la famosa Liga de la Justicia: Batman, Superman, La Mujer Maravilla, Linterna Verde, Flash y Aquaman.

Los libros para colorear y las caricaturas ilustradas.

Las montadas gratis en transporte público porque se pasaba por encima o por debajo de la registradora.

La vuelta a la manzana en bicicleta o en patines.

Las marcadas a cualquier número de teléfono y, obviamente, las colgadas (hasta que aparecieron los identificadores).

La indiferencia que me producía la manera en que me vestían o me peinaban, lo chistoso de las medias veladas y las aburridas idas a misa.

Tantas cosas que recordar...

Aunque estoy a casi un mes de cumplir 18 años reconozco que no he dejado muchas manías infantiles: a veces hago pucheros, hablo mimado, no entiendo a los adultos, celebro cualquier cosa, veo todo muy fácil y, mi favorita, me gusta disfrutarlo todo.

He identificado en mí muchos comportamientos propios de, como diría el Principito, las personas mayores, sin embargo hago todo lo posible por no dejar de lado mi niñez interior.

Me preocupa y a veces hasta me alarma el ver cómo las generaciones "modernas" no disfrutan tanto su niñez, son precocez, omiten algunas etapas, crecen con vacíos afectivos, tienen una concepción artificial del mundo y, como alguna vez leí o alguien dijo (no me acuerdo bien), "nacen siendo adultos pequeños" y ese sí que es un problema.

Al niño o niña que todos llevamos dentro quiero decirle que nunca crezca, que nunca dejer de ver el mundo con sus ojos soñadores, que nunca deje de preocuparse por los otros y nunca deje de expresar lo que siente; que haga que la persona en la que habita no "madure" del todo para que, cuando más lo necesite, tenga la capacidad de ver la vida con ojos de niño.


*juego infantil que consiste en que un niño corre tras los demás hasta tocarlos, cada juego "chucha" (manequilla, color, televisión...) tiene reglas diferentes para "salvarse" de ser eliminado.