miércoles, 19 de diciembre de 2007

Cielo se mira las manos, la palma y el dorso, con detenimiento. Mira el color, sigue cada una de las líneas y se da cuenta de lo mucho que le gustaría saber de quiromancia, se detiene en uno que otro lunar diminuto y empieza a hacer memoria acerca de cómo se hizo las pequeñas cicatrices. Entrelaza sus manos y su meditación finaliza cuando recibe un beso en la mejilla, es Leo, el hombre de los ojos azules.


- Decime ¿en que pensás? - le pregunta sin poder disimular la curiosidad.

Cielo lo mira fijamente sin decirle nada. Segundos después se pone de pie y le dice al hombre de los ojos azules que haga lo mismo. Él obedece sin entender que pasa.


- Dame tu mano - Dice Cielo con un tono entre dulce y serio.

Se toman de la mano y entrelanzan sus dedos.

Cielo es más baja que Leo, por lo que sus dedos se resvalan, además, los dedos de él quedan muy apretados entre los de ella, es incómodo y doloroso para ambos.


Cielo suelta su mano, lo mira fijamente, de nuevo, aunque esta vez con los ojos llenos de lágrimas.

- Yo te quiero y lo sabés - Dice con la voz entrecortada - pero es claro que no somos el uno para el otro.

Le da un beso en la mejilla y se aleja rapidamente. El hombre de los ojos azules se queda allí viéndola caminar, luego empieza a mirarse las manos, la palma y el dorso, con detenimiento.
- No me gustan las preguntas - Dijo como si pensara en voz alta, mirando hacia el oscuro cielo que dejaba ver la ventana
- ¿Por qué? - Preguntó con interés y se sonrojó al percibir la mirada de ceja levantada con la que ella había dado respuesta a su pregunta.
Bebió con algo de nervios su oscuro café con mucha azúcar y dijo "¡Mierda!" en susurro mientras con la manga izquierda de su saco se secaba las lágrimas que brotaron luego del quemón.
Ella se había levantado del sillón segundos antes por lo que no sería testigo de esa ridícula escena, por fortuna.

Rayuela violeta

¿Leíste Rayuela? Decíme si de diste cuenta que para Cortázar muchas cosas tiene un tono violeta

jueves, 6 de diciembre de 2007




Mirá lo que hiciste, se enredó toda la pita, tiene un nudo en la cola y la rompiste casi en el centro. Mejor, devolveme la cometa.

domingo, 2 de diciembre de 2007

imagen: educared.org.ar

¡Que tontería! ¿Para qué te mirás doscientas cuarenta horas diarias al espejo? ¿Estás esperando ver como mudas de piel?¿Cómo te salen cosas en la cara?¿Cómo te crece el pelo?¿Cómo cambiás? Dejáme decirte algo: No le hagás perder el tiempo a tu reflejo, si no te despegás de tu propia imagen te vas a perder de cosas importantes. El mundo no gira a tu alrededor, además, a la gente que vale la pena no le interesa demasiado si tu camisa van con tus zapatos, con tu cartera, con la sombra de tus ojos, con el color de tus mejillas y con tu corte de pelo.