domingo, 23 de septiembre de 2007

En la madrugada, por fin, te volví a ver. Reconozco que tenías un aspecto un poco borroso, no es para menos, los encuentros de ese tipo están determinados por las incoherencias visuales. No me dijiste nada, no hizo falta, pude sentirlo todo. Solo te pido que no hagás con ella lo que hiciste conmigo.

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