miércoles, 26 de septiembre de 2007

Asunto de marionetas

El dibujo es de Teresa
"Cuidado con las marionetas". Así reza el aviso colgado en la puerta de la pequeña casa de don Martín Hilos. "Lo que pasa es que las marionetas tienen vida", afirma el señor Hilos mientras, con extremo cuidado, remienda el colorido traje de un bufón no más grande que su brazo. "De noche siempre me hacen desorden porque les da por ponerse a molestar", esboza una sonrisa y corta el hilo sobrante.

Don Martín tiene unas gafas grandes de bordes dorados que dificilmente contrastan con la blancura de su rostro y los tonos grisáceos de su pelo y cejas. Sus ojos azules contemplan el trabajo finalizado y se dirigen a
observar a los otros personajes que necesitan también alguna reparación. "Yo me doy cuenta porque las escucho hablando... ¿Qué hablan? Pues cosas de marionetas: que les apretan los hilos, que tienen una cruceta muy grande, que les gustaría vestir de otro color... ¡Hasta repasan los parlamentos!".

Don Martín Hilos no tiene familia, vive con sus 24 marionetas. El espacio es suficiente para todos: sala, cocina, baño y dos habitaciones. En la sala está instalado el escenario y en una de las habitaciones, el taller. "El aviso de la puerta lo tengo porque cuando viene el público hay en el suelo una que otra marioneta que se quedó dormida antes de llegar a su lugar; no las ven y entonces las pisan... Ya me ha tocado enterrar a 3". El público del señor Hilos está conformado, en su gran mayoría, por niños. "Los niños disfrutan mucho de las funciones porque ellos saben que las marionetas realmente son las que actúan, ellos conocen su magia".

Es viernes y son las tres de la tarde, la función de hoy es a las cinco. Ahora es una bailarina la que descansa en la mesa de trabajo, su traje se ha roto en la cintura, tal vez se ha estirado de más. Don Martín introduce cuidadosamente la aguja a través del traje de la bailarina para evitar lastimarla: "Enseguida se ríe, no es capaz de aguantarse las cosquillas", el señor Hilos sonríe. Tras haber dicho esto comienza a escucharse una débil carcajada que se acrecienta y aumenta de voces; la risa de la bailarina contagia a todas las demás marionetas. Última puntada y nudo: "Ja, ja, ja... Siempre es lo mismo con esta bailarina".

Escenografía lista, marionetas listas, puerta abierta, público puntual. Don Martín saluda al público, introduce la obra y se ubica detrás del escenario dónde los asistentes no pueden verlo. Da las últimas indicaciones y choca la mano de cada una de las marionetas que actuarán hoy. Hace las veces de apuntador y sostiene las crucetas, solo las sostiene. En realidad, las marionetas tienen vida.

1 comentario:

  1. me cayo bien Martin, creo que es exelente.... debemos hacer cobrar vida eso que no parece tenerla y asi una sonrisa poder generar no solo en mi sino en los demas....escribis muy lindo mujer!

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