domingo, 14 de septiembre de 2008

Próxima estación: Industriales

En este pedacito de metro hay un niño que parece tener claustrofobia porque está muy rojo y sudoroso y no deja de mirar por la ventana con la cabeza pegada del vidrio. Un muchacho de ojos verdes juega al mimo poniendo su mano en el aire como si agarrase una de las barras verticales del vagón. Una chica de cabello negro tiene un pantalón muy corto que deja ver sus piernas muy blancas, y un novio que come chicle con la boca muy abierta. Lo que más me gusta es que hay una bebé con una manilla de bolitas de colores en la mano izquierda a la que la mamá le limpia los mocos con una cobijita rosada y le da muchos besitos en la cabeza. La bebé tiene unos ojos grandes que miran una por una a todas las personas que hay a su alrededor. Hace tres meses, un día que vi muchos bebés en el metro, me dije que compraría juguetes pequeños y andaría con uno en el morral para cuando me encontrora a alguno. A esta nena, que se llama Manuela, le tocó una manito de caucho para que la babee y la muerda con sus encías aún sin dientes cada vez que quiera. El metro anunció mi estación y me bajé después de recibir los incrédulos agradecimientos de la mamá. Antes de mí salió el niño claustrofóbico a toda prisa. El chico de los ojos verdes había dejado de jugar al mimo y la muchacha de los pantalones muy cortos ya no estaba. Sólo espero que a Manuela su mamá le cuente algún día que uno de sus primeros juguetes se lo regaló una niña pecosa en el metro.

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