martes, 11 de junio de 2013

Buena suerte y hasta nunca.

Construyes tu vida sobre un mar de historia ficticias. Trazas entre ellas puentes que las doten de verosimilitud. Tus deseos se hacen más fuertes que tus realidades y en esa lucha desesperada por ser el astro más brillante, dejas cadáveres en el camino. Hieres, y eso es lo que hace de tu novela una farsa despreciable.

Construyes tu reputación sobre un río de palabras vacías. Crees que el universo gira a tu alrededor y por eso el Coliseo se llena cuando estás a punto de derramar la primera lágrima. ¿Te has fijado cómo empiezas cada una de tus oraciones?

Tus errores son un espectáculo, tu honra es el precio. Tus mentiras son las ramas que avivan el fuego. Desconfianza es lo queda en las cenizas. Tu mentira es el veneno que erradicó lo que creíamos ser. Allí crecerá un nuevo cultivo y seguro vendrá con frutos deshabridos.

Lo único que exigía era sinceridad pero ahora es inevitable sentir que cada palabra es una fachada.

Tu egoísmo se me ha vuelto insoportable, y esa intoxicación hace que te escriba esta despedida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario