martes, 15 de julio de 2008

Picas, tréboles, diamantes y corazones

Estoy sentado en el kiosko de la piscina jugando cartas con mi hermano y su novia. No tengo un juego bueno pero por lo menos seis de mis cartas son de corazones. Acabamos de almorzar y tengo indicios de mal genio pues no he hecho la siesta, estoy jugando para no hacerle el desplante a Camila que fue la que hizo la propuesta.

Estoy concentrado en el juego y en madrear mentalmente a Camila porque no me tira cartas buenas y a Ramiro porque sólo habla estupideces de sus nuevos estudiantes. De repente, escucho una particular voz femenina. Es una argentina que no sé de qué habla pero me deleita con su "sho" y su "esha" y con que tiene una colección de mates y luego que "esa nena es hermosa" y yo pienso que no lo es tanto porque todo el rato ha estado gritanto "pa' mire esta hundida, pa' mire esta hundida" y el papá nada que mira a la pobre porque le está echando bronceador a su mujer y cuerpo de mujer mata hundida de niña como lo dicen de la coca cola y el tinto. Jueputa, por qué agarré este tres negro que no me sirve pa' mierda y boté la K que al menos era de corazón.

Sí, estoy jugando a la loca, sólo quiero coger corazones y botar el resto pero Camila no tira ni mierda, la negrita sigue con su "pa' mire esta hundida", la argentina que no se qué juego es muy divertido, el de la música que pone la novena de Mozart a todo volumen y yo que qué sueño y qué rabia porque me tocó agarrar una carta de diamante y botar un corazón porque estamos jugando apuntado a 101 y ya estoy en 92. Y a mi hermano le dio la tosedera y una señora en la piscina está gritando "Auxilio, auxilio" porque sus amigos decidieron bombardearla con agua y la ventaja es de 8 a 1.

En fin, Camila muestra sus espléndidas terna, terna y cuarta. Yo, derrotado por estar pensando maricadas, digo que me volaron del juego (apenas tenía una vil terna) y mi hermano, orgulloso, muestra cómo le cogieron sólo cinco puntos. Mientras ayudo a recoger las cartas agudizo el oído buscando la voz de la argentina. Reconozco que está conversando con una tosca y subdesarrollada voz masculina que entona un menos estético acento paisa. Cuánto me gustaría ser el tipo del Lado oscuro del corazón para recitarle un poema de Girondo y, aunque esha no sepa volar, tener esa dulce voz y ese melodioso acento para mí.

No aguanto más la curiosidad y busco con la mirada la dueña de la voz. Unos ojos verdes hermosos en un rostro de piel blanca hermosa y un cabello claro hermoso. Puesta esa cabeza hermosa en una figura, con vestido de baño púrpura, de proporciones en las que mi orgusho masculino no me deja fijar. Qué pena. Sigo mirándola y veo cómo su acento delicioso sale como un canto.

Me gusta tu acento querida pero qué hago, a mí me gustan con menos medidas. Con tu voz, con esa sí me quedo.

Me voy a hacer la siesta, mejor, antes de que quiebre un vaso o vaya y te robe un beso, nena.

2 comentarios: