miércoles, 19 de diciembre de 2007

Cielo se mira las manos, la palma y el dorso, con detenimiento. Mira el color, sigue cada una de las líneas y se da cuenta de lo mucho que le gustaría saber de quiromancia, se detiene en uno que otro lunar diminuto y empieza a hacer memoria acerca de cómo se hizo las pequeñas cicatrices. Entrelaza sus manos y su meditación finaliza cuando recibe un beso en la mejilla, es Leo, el hombre de los ojos azules.


- Decime ¿en que pensás? - le pregunta sin poder disimular la curiosidad.

Cielo lo mira fijamente sin decirle nada. Segundos después se pone de pie y le dice al hombre de los ojos azules que haga lo mismo. Él obedece sin entender que pasa.


- Dame tu mano - Dice Cielo con un tono entre dulce y serio.

Se toman de la mano y entrelanzan sus dedos.

Cielo es más baja que Leo, por lo que sus dedos se resvalan, además, los dedos de él quedan muy apretados entre los de ella, es incómodo y doloroso para ambos.


Cielo suelta su mano, lo mira fijamente, de nuevo, aunque esta vez con los ojos llenos de lágrimas.

- Yo te quiero y lo sabés - Dice con la voz entrecortada - pero es claro que no somos el uno para el otro.

Le da un beso en la mejilla y se aleja rapidamente. El hombre de los ojos azules se queda allí viéndola caminar, luego empieza a mirarse las manos, la palma y el dorso, con detenimiento.

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